Que Gales y Roca sean las principales avenidas de Puerto Madryn es un dato curioso. En 1865 partieron desde Gales los colonos que dos meses después llegarían a las costas patagónicas, demasiado lejos de todo. La distancia no les preocupaba porque venían a proteger su cultura más que a compartirla, aunque eso no les impidió convivir con los tehuelches, a base de respeto y de intercambio de oficios. Durante los primeros años de la colonia los galeses aprendieron a domar el desierto: los tehuelches les proveían carne y les enseñaron técnicas de caza a cambio de pan, leche, manteca y los productos de la tierra que los colonos supieron cultivar. Fue una alianza de protección mutua: los tehuelches frenaban los malones mientras que sus vecinos
europeos intercedían por ellos ante el gobierno nacional, en una época en que las fronteras eran móviles y se desplazaban a fuerza de combates y muerte.
Antes de ser presidente de los argentinos, Julio A. Roca fue el General que encabezó la Campaña del Desierto en 1878 y que cambiaría para siempre el territorio patagónico. El avance militar sobre estas costas diezmó la población tehuelche y los galeses perderían definitivamente a quienes habían sido mucho más que sus socios comerciales. Estas dos avenidas perpendiculares —Gales y Roca— se encuentran en el vértice de un ángulo recto: de este a oeste una, de norte a sur la otra. Dos formas distintas de poblamiento, dos lógicas para pensar al otro y su identidad.
Camino al sur, la avenida Roca es el eje que cambia el nombre de algunas calles y delimita así dos grandes sectores: de un lado Azcuénaga, Paso, Marcelo T. de Alvear, Mariano Moreno, Rivadavia, Beruti, Saavedra, Triunvirato y Dorrego; del otro Nahuelquir, Chiquichán, Mathews, Thomas, Gutyn Ebril, Roberts, Inacayal y Morgan. Los madrynenses vivimos entre unitarios y federales, entre galeses y tehuelches, pero la mayoría de las veces no nos damos cuenta.
En las ciudades del interior no prestamos mucha atención a los nombres de las calles. Una indicación urbana consiste en un mapa dibujado en el aire con las manos: los lugares no se marcan con direcciones sino con referencias espaciales —en frente de, a la vuelta de—. La ferretería del barrio está al lado de la mercería, que a su vez queda en la esquina del vivero y a la vuelta de la escuela, después del semáforo. Las distancias no son kilómetros sino cuadras de asfalto o cuadras de ripio y polvo. A veces, las distancias también se miden en tiempo.